miércoles, 19 de octubre de 2011

Caracoles fritos

El caracol es un animalito muy curioso: atleta sexual y hermafrodita.En realidad es una babosa con caparazón.
Esta preparación se suele iniciar friendo directamente el caracol con el aceite frío, para que no se esconda en su concha.Para no putear en exceso a la víctima de nuestros gastronómicos antojos vamos a usar un plan B.
Inicialmente sumergiremos los caracoles en agua tibia y conforme vayan sacando las cabezas de sus conchas
los iremos limpiando uno a uno con la ayuda de un estropajo nuevo para raspar concienzudamente su concha.Los colocaremos en una cacerola ,los cubriremos con agua tibia ,los taparemos y pondremos el fuego al máximo para acelerar su defunción.De esta manera el caracol morirá rápidamente y con la cabeza
fuera de su concha : por favor, no seáis cabrones y no les pongáis el agua fría ni el fuego lento, técnica clásica para ''engañarlos''.

Mientras,haremos un sofrito de ajo y cayena con abundante aceite.La proporción que me gusta es dos dientes de ajo muy picaditos y una guindilla para unos cien caracoles.                                                 


Añadiremos el sofrito a la cazuela y la sal ; dejaremos el fuego a medio gas durante una hora más o menos.
Deben deshidratarse completamente,incluso comenzar a agarrarse a la cazuela.Si fuera preciso echaríamos
más aceite de oliva.Emplataremos las caracoles ,regaremos el fondo de la cazuela con un chupito de agua,
despegaremos lo incrustado y añadiremos esa salsa a este marisco de secano.                                           

Naturalmente esta receta puede modificarse incorporando a la cocción alguna especia o cambiando
el chupito de agua por un chorro de brandy,pero a mi parecer alteraríamos el sabor del caracol, parecido
a la cocción a la llauna pero más blando.