Esta es una de las setas más abundantes y fáciles de distinguir.Lo curioso es que las comimos el dos de enero.Debido a lo caprichoso del otoño pasado, en la comarca de La Ribagorza (Huesca) no catamos ni una; curiosamente, la bonanza del mes de diciembre permitió el crecimiento de algunos ejemplares.Me cuenta Ángel, mi generoso proveedor,que hacía veinte años que no se producía este hecho.
Las setas las hicimos salteadas en una sartén con aceite y sal.Es de las pocas especies que están buenas a la brasa, rematando el plato con un ligero ajo-aceite con perejil.En esta ocasión las comimos tal cual, pues lo tardío de su recolección hizo que los ejemplares fueran más sabrosos de lo habitual , pequeñitos y con la humedad justa.